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Violencia de género y educación

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ROSA MARÍA ÁLVAREZ, INVESTIGADORA DE
LA UNAM Y PREMIO NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS 2020, CONSIDERA
QUE LA VIOLENCIA DE GÉNERO AUMENTÓ CON LA PANDEMIA Y QUE LAS LEYES POR SÍ SOLAS NO SOLUCIONARÁN NADA SI NO HAY EDUCACIÓN

Rosa María Álvarez González, coordinadora del Núcleo Multidisciplinario sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de la UNAM, cuenta en entrevista para El Mundo del Derecho su paso por años de investigación en uno de los temas que, a su parecer, incrementó con la pandemia: la violencia familiar.

Un fenómeno que está presente en todos los ambientes y del que se cree que entre familias de padres letrados sería menos, sin embargo, está presente en todos los tipos de familia.

La investigadora, quien fue Premio Nacional de Derechos Humanos 2020, tiene en la UNAM uno de los diplomados más antiguos en el Instituto de Investigaciones Jurídicas sobre cuestiones de género. Ha indagado el tema desde hace más de 20 años, cuando comenzó el fenómeno de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, de donde es originaria, por lo que cada vez que viajaba para allá, preguntaba cómo estaba el asunto al que le denominaban “las muertas de Juárez”.

Ella cuestionaba el nombre porque a su parecer “no son muertas, la muerte es el proceso final de una vida y esto era el inicio de que había que iniciar un proceso, encontrar a los culpables y, de acuerdo con nuestras leyes, aplicárselas con todo el rigor, pero en ese sentido si eran las muertas, porque se morían y no pasaba nada”, cuenta la investigadora.

Fue ahí donde se le ocurrió hacer un diplomado de violencia familiar y derechos humanos porque para ella, la causa de todos estos problemas es cultural y viene desde la familia. Uniendo esos dos conceptos, considera que se puede lograr un buen enfoque sobre las causas y las posibilidades de terminar con esas causas de violencia de género.

Rosa María Álvarez, en el texto Reflexiones en torno a la violencia en el ámbito familiar durante la crisis sanitaria COVID-19, comparte que “la realidad es que la violencia, aunque no se reconociera, siempre estuvo y sigue estando presente en las familias, a tal grado que algunos autores norteamericanos llegaron a afirmar la teoria de que:

“La familia es la institución más violenta de nuestra sociedad”.

Cuál es la trayectoria de Rosa María Álvarez en el tema de violencia contra las mujeres?
Hace 21 años busqué algo que pudiera hacer y redundara a lo que ahora me dedico. Lo decidí organizar en el Instituto de Investigaciones Jurídicas, presidido en aquel entonces por el doctor Diego Valadez. Antes de eso, organicé una mesa redonda con visión multidisciplinaria, porque siempre he tenido muy claro que con las puras leyes no solucionamos absolutamente nada y frustramos a una sociedad que desearía que se hiciera justicia.

Mis visitas y acercamiento que tuve con la realidad en Ciudad Juárez, me dieron muchos elementos para el diplomado, para dar un contenido más sólido. Pensé que ese diplomado duraría tres o cuatro años, pero lleva 21 años y las circunstancias siguen, sino iguales, muy parecidas y la pandemia nos lo puso en evidencia.

¿Y sobre su trayectoria como juez?
Fui seleccionada para ser jueza de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuando se iba a ver el tema de las mujeres asesinadas en Juárez.

Ahí llegué e intenté hacer mi mejor papel y lo logré porque se convirtió en una sentencia paradigmática.

Fue muy interesante e impactante haber participado ahí. El presidente de la Corte, en ese entonces, era un miembro de nuestro instituto de Investigaciones Jurídicas y junto con otras cuatro mujeres ayudó para que las cosas se dieran como se dieron.

Desde ahí considero que, si no enseñamos a los niños a comportarse adecuadamente cuando son agredidos o cuando son agresores ¿qué podemos esperar convertidos en adultos?, que se comporten como se les enseñó o se les permitió que actuaran. Es triste, pero así es.
Los agresores siguen la ruta del no castigo.

Actualmente, ¿cómo están las estadísticas sobre violencia de género?
Peor. Durante la pandemia se agudizó la violencia de género.

Fue un momento doloroso para quienes sufren violencia familiar porque se conjuntaron todos los miembros de una familia.

 

Una de las situaciones que enfrentan las mujeres es la violencia en casa y la sufren no solamente ellas sino los hijos. Es doloroso ver que las familias que ya estaban desintegradas terminaron de desintegrarse con la pandemia.

La cultura patriarcal la arrastramos desde siempre, en todos los países y latitudes. Alguna vez escuché a alguien decir: “¿Por qué matan los hombres, por qué ejercen violencia? Lo hacen porque pueden”.

Ese es el asunto. Si existieran leyes que se cumplieran y se hicieran valer en los casos de violencia, disminuiría.

¿Cuál es la responsabilidad del Estado para garantizar seguridad?
Por muchos años se consideró que el Estado no podía intervenir en las familias
porque era un asunto particular, entonces estaba vetado traspasar las puertas de una casa.


Tenemos una serie de normas protectoras de mujeres, niñas, niños, personas mayores de edad, sin embargo, no se cumplen. Las autoridades encargadas de hacerlas cumplir tampoco hacen lo suyo.

¿Qué necesita el país para que las mismas leyes se apliquen?
Es impensable, en un sistema como el que tenemos sexenal, porque viene un sexenio y cambia todas las normas jurídicas.

Pero si lográramos atajar esa cultura machista a través de la educación permanente, tal vez se vea reflejado hasta que los niños crezcan y tengan la capacidad de discernir que la violencia no es la solución de los problemas.

¿Cómo se realiza la medición de riesgo para protección de las mujeres?
Los protocolos son, tal vez, descargar la conciencia de quienes pueden hacer protocolos porque los han establecido para todos. Eso no quiere decir que la violencia ha disminuido; sigue igual porque no hacen protocolo para un asunto cultural en una sociedad como la nuestra.

¿Cuál es la solución para el problema de la violencia de género?
Educación. Si no atendemos desde raíz lo que sucede con nuestros congéneres no podemos avanzar.

Si no educamos a nuestros niños en el respeto que nos debemos tener unos y otras, no hay normas que por muy sabias que sean, cumplan con el objetivo para lo que se conformaron.

¿Mujeres empoderadas o mujeres conscientes?
Conscientes de sus propios derechos.
Empoderadas no, porque el poder implicaría llegar y correr a los que lo ejercen para aposentarme en las mismas condiciones y creo que no se trata de eso.

Se trata de una convivencia razonada y culturalmente aceptada. Si vemos que el fenómeno subsiste quiere decir que las leyes no han dado el fruto esperado mientras no haya cultura en una sociedad machista.

Ahora que se acerca un cambio de gobierno, ¿considera que hay propuestas en torno al tema?
Propuestas hay muchas y se están haciendo, pero no tienen ninguna eficiencia.

¿Considera que las estadísticas de violencia de género disminuirán ahora que haya una mujer presidenta?
No, porque no es un asunto de ejercicio de que la presidencia sea de una mujer, pero si todos los de abajo no tienen esa percepción, de nada sirve.

En un asunto cultural solemos plantear o circunscribir la problemática a la Ciudad de México, pero el país es muy grande, tiene 32 estados y todos cortados con la misma tijera, con la pretensión de que teniendo leyes en contra, se va a acabar el problema.

Además de la violencia familiar, a Rosa María Álvarez también le preocupan otros temas de Derechos Humanos y sociales.
Me da mucha tristeza, angustia, pensar que todavía tenemos mexicanos que no gozan plenamente de sus derechos y un ejemplo es la vida entre los tarahumaras, que no hemos sido capaces de apoyarlos en su propia cultura.

Tenemos que apoyarlos, pero en lo que ellos quieren y no en lo que uno como sociedad piensa que les puede ayudar más, de esta manera están orillándose a donde no los puedan encontrar porque no quieren cambiar.

Uno de los mensajes que Rosa María Álvarez puede dar a las nuevas generaciones de mujeres es ser congruentes con lo que hacemos, pensamos y que hay una norma jurídica que nos apoyaría en todo caso, sin embargo, “las normas jurídicas per se no solucionan si no están solventadas en una educación sólida de respeto al otro”.

“Muchas veces a las mujeres les cuesta acceder al puesto que tienen, el que sea, entonces si entra otra mujer la sienten como un peligro para ellas. Todavía no damos ese paso de encontrar la medida justa, esa solidaridad”, concluye la investigadora.